La fama de la dieta mediterránea es más que merecida. No solo ayuda a mantener la figura, sino que es clave para una salud de hierro. Pero ¿en qué consiste exactamente?
En el mundo de la alimentación, nunca dejan de surgir dietas de moda para adelgazar. Ayuno intermitente, paleo, keto, la controvertida Dukan… Algunas de ellas muy eficaces si se hacen bien, mientras que otras se asocian con el temido efecto rebote. Pero en España somos estandartes de la verdadera joya de la corona en lo que a nutrición se refiere: la dieta mediterránea. No en vano, ha sido seleccionada un año más como la mejor dieta del mundo, según el ranking que elabora el U.S. News & World Report.
La dieta mediterránea reporta gran cantidad de beneficios. Y bien es sabido que una alimentación equilibrada es fundamental para la salud. “La obesidad es la pandemia que será más importante en el siglo XXI, más aún que la de Covid”, advierte el doctor Miguel Ángel Martínez-González, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, autor del libro ‘¿Qué comes?’ y el gran experto en la dieta mediterránea, “porque detrás de la obesidad van la diabetes, la hipertensión, la enfermedad cardiovascular (infartos, ictus), los cánceres asociados a obesidad (mama posmenopáusico, colon, renal, esofágico, pancreático), la insuficiencia renal y la degeneración grasa del hígado”.
Pero perder peso no es solo una cuestión física, sino también mental, porque “habría que incluir en esa lista las evidencias crecientes de que la mala alimentación contribuye a la depresión”, añade el doctor. A pesar de tratarse de una cuestión de suma importancia y de la fama internacional de la que goza la dieta mediterránea, puede resultar una gran desconocida.
Características de la dieta mediterránea
Empecemos por la base: ¿qué es la dieta mediterránea? Según su Fundación homónima, es una valiosa herencia cultural que representa mucho más que una simple pauta nutricional, rica y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas. Por ello fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero lo mejor de todo es que, siendo tan saludable, además se caracteriza por ser muy sabrosa y sostenible con el medio ambiente.
El decálogo de la Fundación Dieta Mediterránea comienza con utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición. Como segundo punto, consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres, champiñones, hortalizas, frutos secos… Son la principal fuente de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra de esta dieta y aportan una gran cantidad de agua. Es fundamental consumir cinco raciones de fruta y verdura a diario.
Por otro lado, el pan y los alimentos procedentes de los cereales deben formar parte de la alimentación diaria. Asimismo, los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más recomendados.
La dieta mediterránea también contempla el consumo diario de productos lácteos, principalmente yogurt y quesos. Por contra, la carne roja y las carnes procesadas han de ser de consumo moderado. En su lugar, prima el consumo de pescado en abundancia, una o dos veces por semana en el caso del azul. Los huevos, tres o cuatro semanales, según las recomendaciones de la Fundación.
La fruta fresca se postula como el postre habitual, reservando dulces y pasteles a un consumo ocasional. El agua es la bebida por excelencia, mientras que el vino debe tomarse con moderación. Por último, cierra el decálogo realizar actividad física todos los días, fundamental para conservar una buena salud.
Fuente: El Mundo/yodona