En el año 2013 UNESCO inscribió en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la dieta mediterránea.
Ésta se entiende como un conjunto de conocimientos, competencias prácticas, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales, y también con la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos. Comprende el acto de comer juntos como fundamento de la identidad cultural de las comunidades de la cuenca del Mediterráneo, la comunicación, el intercambio social, o los valores de hospitalidad, buena vecindad, diálogo intercultural y creatividad, y un papel esencial como factor de cohesión en festejos y celebraciones.
Hoy en día, la dieta mediterránea conecta, además, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, en la búsqueda de la sostenibilidad en la producción de alimentos y el acceso universal a los mismos. Igualmente, está considerada uno de los patrones de alimentación más saludables (OMS) y más sostenibles (FAO).
El proyecto pondrá el acento en la construcción de esta dieta, entendida como modo de vida, a través de los siglos, su desarrollo y configuración desde la Prehistoria hasta nuestros días, con la evidencia arqueológica y las técnicas científicas más actuales como eje central de un relato diacrónico.
Su título se inspira en estas palabras de Cicerón que nos conectan con lo que significa, a día de hoy, la dieta mediterránea: “Y no medía el deleite de estas comidas tanto por los placeres del cuerpo como por el encuentro y la charla con los amigos. Pues nuestros antepasados hicieron bien en llamar convivium a las reuniones de amigos para comer, porque suponía una unidad de vida” (De Senectute, XIII, 45).
Fuente: Ministerio de Cultura
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